‘Cuerpos Escuchados’ / Aneoa

Entregarse al momento, dejando que la inteligencia del cuerpo y la intuición guíen el proceso, así es como mi obra cobra vida. Como en el jazz, donde la técnica está al servicio de la improvisación, dejo que cada trazo y cada gesto en el lienzo respondan a lo que el cuadro necesita en ese instante. El cuadro habla, y mi papel es escuchar. Aunque suelo elegir un tema central que estructura cada obra o serie, en última instancia, considero que mi trabajo consiste en abrir caminos que permitan a significados profundos llegar de una manera más directa al espectador.

La filosofía es el cimiento de mi discurso, una búsqueda constante de quiénes somos y cómo podemos acercarnos más a la tierra que nos rodea. En esta era moderna, siento que estamos cada vez más desconectados de nuestra esencia, de lo que nos hace humanos, y esta desconexión nos aísla y distorsiona nuestra percepción de la realidad. A través de mis cuadros, intento desafiar y romper esas estructuras que se nos imponen de manera casi invisible, buscando restablecer un puente con lo sensorial y lo auténtico.

Cada pieza es una dosis de poder y realidad en forma de arte, que invita al espectador a reconocer en lo que ve una parte de sí mismo, a recordar que somos vastos y llenos de posibilidades infinitas. La identificación sensorial, ese "reconocerse" en el arte, es mi manera de recordarle al espectador su inmensidad y su potencial.

En esencia, mi obra se convierte en un diálogo entre técnica y libertad, entre intuición y concepto, un reflejo de lo que somos y lo que podríamos llegar a ser, un arte que habla y que, si escuchamos, nos muestra el camino de regreso a nuestra propia realidad.

‘Heard Bodies’ / Aneoa

To surrender to the moment, letting the intelligence of the body and intuition guide the process—this is how my work comes to life. Like in jazz, where technique serves improvisation, I allow each stroke and each gesture on the canvas to respond to what the painting needs in that instant. The painting speaks, and my role is to listen. Although I usually choose a central theme that structures each piece or series, ultimately, I consider my work to be about opening pathways that allow deep meanings to reach the viewer more directly.

Philosophy is the foundation of my discourse, a constant search for who we are and how we can grow closer to the earth that surrounds us. In this modern age, I feel we are increasingly disconnected from our essence, from what makes us human, and this disconnection isolates us and distorts our perception of reality. Through my paintings, I aim to challenge and dismantle those structures imposed upon us almost invisibly, striving to restore a bridge to the sensory and the authentic.

Each piece is a dose of power and reality in the form of art, inviting the viewer to recognize a part of themselves in what they see, to remember that we are vast and full of infinite possibilities. That sensory identification, that moment of "recognition" in art, is my way of reminding the viewer of their own vastness and potential.

In essence, my work becomes a dialogue between technique and freedom, between intuition and concept—a reflection of what we are and what we could become. It is art that speaks, and if we listen, it shows us the way back to our own reality.